Para hacer el libro de la boca hubo lipstick, espejos, besos, papel.
Miriam empezó por hacer una reflexión sobre la boca, para qué la usamos, qué expresa, qué calla, para qué se abre y para qué se cierra.
De una caja sacó una canastita con dulces de menta, la canasta fue de mano en mano, se empezaró a escuchar el desenvolver de los celofanes y todas saborearon con entusiasmo la pequeña sorpresa (dentro del centro de rehabilitación no hay postres ni antojos, la alimentación es muy básica, en muchos casos consta de donativos en especie).
Después las morras escribieron algo sobre la boca, luego pasamos al lugar de cada una, les acercamos un espejo, cremas, lociones limpiadoras. Les daba mucha impresión verse en el espejo, muchas decían que no se habían visto la cara desde que llegaron al centro. Al hacer el procedimiento de limpieza, se les notaba una especie de recuerdo, de reconocimiento, de recuperación del yo.
Más tarde tomaron labiales y se pintaron la boca, se ayudaban unas a las otras, se cambiaban los colores, hubo muchas sonrisas y fotos, besos en papel. Con los labios rojos, rosas, dorados leyeron sus textos en voz alta.
1 comentario:
L. me gustó mucho lo que escribiste. también que hayamos compartido esto. M.
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