domingo, 12 de octubre de 2008

Sesión 4

Abril Castro y Esmeralda Ceballos

Orden de la sesión:
Dinámica de relajación con música.
Teoría sobre la metáfora y la poesía contemporánea.
Lectura de La Libertad: Ciudad de Paso de Omar Pimienta.
Dibujo de su juguete favorito.
Texto contado desde el punto de vista del objeto inanimado.
Dinámica de despedida.

Desde las primeras reuniones, aquellas que comenzaron en el mes de marzo o abril, supimos que la diferencia entre las morras internas en el Mesón y nosotras, era que ellas estaban adentro y nosotras afuera. Mujeres todas, la mayoría de nuestra edad. El objetivo era establecer un espacio múltiple en el imaginario de las morras y compartir el hecho de que la literatura nos ha ayudado a mantenernos de pie –a nosotras- en este pedazo de mundo que nos tocó vivir.Para esta cuarta sesión, Abril y yo acordamos, de acuerdo a nuestro calendario, que era importante incluir la música como herramienta de creación, así que comenzamos el taller con una dinámica de relajación donde la música, -waves of paradise- les iba a ayudar a las morras a entablar un dialogo con su imaginación.

Cuando estaba dando las indicaciones para el ejercicio, el coordinador subió acompañado de todas las morras –las que no habían querido subir- y les gritó que tenían que estar en el taller. Eso a mí me molestó demasiado, pues desde la primera sesión, manejamos que el taller no era obligatorio, que no era un taller donde las morras iban a ser analizadas, juzgadas o psicoanalizadas. Así que comencé a girar sobre mi eje y repetí una vez más que sólo estarían en el taller las que no se sintieran amenazadas, ni obligadas, pues la literatura y la creación eran una posibilidad de explorar mundos posibles y quien decidiera no asistir al taller, estaba en su derecho de no hacerlo. Al final se quedaron las que de verdad deseaban hacerlo. En la mayoría de las sesiones, hemos contado con la presencia de más de veinte morras, número que nos parece bastante considerable.

El ejercicio de relajación consistía en descubrir el espacio en donde se situaba la música, y pensar en el objeto o juguete que más adoraban antes de cumplir los siete años. Se acostaron en círculo y hasta ese momento me di cuenta que todas, sin excepción, tenían su cabello recogido en un chongo, el cual les impedía relajar la cabeza. Al transcurrir de la música, las lágrimas no se hicieron esperar.

La siguiente dinámica fue leer poemas del escritor Omar Pimienta, -Libertad, ciudad de paso- las morras los acogieron y entendieron mucho mejor de lo que esperábamos. Les hablamos de la diferencia entre la poesía en verso y octosílabos y la contemporánea, que aunque ya prescinde de la rima, sigue utilizando a la metáfora como un acto de sublimación de la palabra. A partir de la lectura, crearon un texto donde tenían que dibujar su juguete favorito y explicar el por qué les encantaba. De ahí, crearon otro texto donde el objeto inanimado, cualquiera que éste fuera, tenía que cobrar vida y contar una historia. Hubo textos maravillosos. La mayoría de las morras siempre está dispuestas a compartir lo que escriben.

Continuamente estamos pendientes del reloj, pues dos horas es muy poco, así que a cada ejercicio le dedicamos un tiempo determinado.

Cerramos con un ejercicio de despedida. Este tipo de ejercicios les ayuda a despedirse llenas de energía, armonía y positivismo.

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